Ser de

¿Qué significa este título?  Pues recordar todas las veces que somos el hijo de, hermano de, amigo de, primo de, compañero de, novio de,etc. Todos esos de que nos identifican en los grupos en vez de nuestro propio nombre. Todos nos hemos encontrado con esa situación, sobre todo cuando conocemos a alguien por primera vez o cuando tratamos con alguien de ciento en viento y no llegamos a estrechar más los lazos.

El problema es cuando te sientes siempre como ese ser de, cuando parece que en vez de ser un protagonista de tu propia vida tomas el papel de secundario en la vida de los demás —sí, esto se me ha ocurrido gracias a esta entrada— haciendo que no te conozcan por tu nombre sino por tu relación con otros. No sé porque ocurre esto, bueno, imagino que durante la niñez y la adolescencia los más tímidos o con menos autoestima se sienten cómodos poniéndose de perfil para no destacar, dejando que el hermano, madre, amigo, primo o lo que sea que va delante del de —y que varía con la edad—tome las decisiones, dé la cara y proponga las cosas que se van a hacer. Porque es mucho más fácil elegir entre lo que te ofrecen que pensar y decir lo que quieres, eso desgasta mucho más y da la posibilidad de que seas rechazado, cosa que no ocurre si eres tú el que eliges entre lo que te proponen. Y, por supuesto, es mucho más fácil conocer gente a través de otra gente que hacerlo de sopetón, sin que nadie te presente.

El problema es cuando no maduras ni tomas las riendas de tu vida, delegando siempre en otro para que te diga qué hacer, dónde ir, que tomar o te presente gente. Al final se hace todo un círculo tan estrecho que a veces ahoga un poco, y sobre todo, lejos de mejorar con el tiempo, te empeora porque te has acostumbrado mucho a ser un secundario, a que las decisiones las tomen otros y que, por consiguiente, para el resto de personas que te presentan sigas siendo más el ser de  que una entidad propia con sus pensamientos y decisiones que no tienen por qué coincidir en todo. De hecho, puedes llegar a frustrarte con esa sensación de ser transparente o intercambiable con otro de que corra por allí.

Soluciones: pues no las tengo muy claras, que por algo esto es una reflexión intrascendente. Diría que madurar, pero es algo muy genérico y que no se sabe muy bien como te llega ni como se hace. También añadiría algunos detalles que me parecen muy sanos como atreverte a hacer cosas que nunca has hecho.  También viene bien perder la vergüenza a presentarte a alguien,  u olvidar la pereza que da llamar para quedar con una persona sin la otra persona que te presentó, porque la diferencia entre ser tú y ser el de es el no depender siempre de quién te introdujo en un grupo, ser capaz de relacionarte personalmente sin necesidad de que pase por otra persona.

Obviamente también ayuda decir lo que piensas, lo que quieres y qué te parece cada tema que te proponen, solo por dejarlo claro, sin necesidad de dar tu opinión en cada una de las cosas que pasan. Simplemente vivir: planear, proponer y no estar esperando de forma pasiva que alguien te vaya haciendo los planes porque nadie puede vivir tu vida excepto tú. Además a la larga es mejor tener cara y ojos, ser alguien con opiniones y gustos que ser una persona aleatoria que se podría intercambiar por otra ya que es algo informe, casi desconocido con pocas cosas que lo caractericen.

Deja un comentario